domingo, 29 de abril de 2012

Ganas de matar a alguien

Cojo la maza y golpeo.
Es una maza grande y pesada.
Golpeo la pared de ladrillo.
Golpeo con ganas,
como desahogándome.
Pienso en abrirle la cabeza a mi jefe.
Pienso en destrozarle a golpes.
Golpeo con furia
una y otra vez.
Dejo que mi rabia salga.
Le doy permiso.
Y golpeo.
Y golpeo.
Golpeo hasta el agotamiento.
Me siento más relajado.

De pronto,
se me escapa la maza de las manos
y me golpeo
justo en el dedo gordo del pie.
Siento un dolor horrible.
El dedo se me pone morado.
Me vuelven las ganas de matar a alguien.

Otra de las mías

Me caí de culo
en un bidón de cal viva
que habían dejado
en el patio del colegio
para encalar las paredes.
No sólo me sentí culpable
sino que me tomaron por tonto
y no se apiadaron de mí
hasta que comprobaron
que tenía el culo rojo
como un tomate reventón.
De camino a casa
aún temía que mi madre
me diera unos buenos azotes
por volver a hacer
otra de las mías.

miércoles, 18 de abril de 2012

He sembrado las petunias

He sembrado las petunias.
Las he regado
y las he puesto al sol.
Cuando era niño
mi madre sembraba petunias
y cuando florecían
alegraban la terraza
durante meses.
Pero había que esperar
a que crecieran lo suficiente
para saber de qué color
iban a ser sus flores.

He sembrado las petunias
y, evocando mi infancia, pienso,
¿de qué color serán sus flores?
Cuando llegue la primavera
dejaré de ser un ignorante.