domingo, 18 de marzo de 2012

Letanía

Te pedimos, señor,
una vivienda lo suficientemente ancha
para que quepan un matrimonio
y dos niños.
Te pedimos, señor,
que su precio sea asequible,
hemos buscado con ahínco
un piso con tres habitaciones
que no tenga un precio excesivo
y no hemos logrado encontrarlo.
Te pedimos, señor,
un trabajo para Lucía, mi mujer,
lo necesitamos como el oxígeno.
A ella no le importa limpiar
una casa y fregar y lavar y tender
la ropa de los demás al sol.
Yo preferiría que trabajara
en una tienda de ropa,
que es lo que a ella le gusta,
pero a la muchacha
ya le da igual lo que sea,
el caso es trabajar.
Te pedimos, señor,
que no suba más la gasolina.
Yo no paso de 90 kilómetros por hora
porque así gasto menos
y además le tengo pánico a las multas,
porque una vez que no pagué una
terminaron embargándome la cuenta.
Te pedimos, señor,
que no suban más
la luz, el agua y el gas.
El teléfono ya nos da igual.
Teníamos un número,
pero decidimos darnos de baja.
Un gasto menos.
Te pedimos, señor,
una enseñanza pública digna.
Yo de esto no entiendo mucho,
pero los maestros de los niños
están en huelga cada dos por tres
y, digo yo,
que alguna razón tendrán.
Te pedimos, en fin, señor,
y ya voy concluyendo,
que no suba más el IRPF
ni se saquen de la manga más impuestos
porque nos están machacando.
Se lo pedimos, señor presidente,
aunque no seamos votantes suyos
y nuestro color
sea más el rojo que el azul.
Se lo pedimos
en el nombre de la Justicia.
AMÉN.

3 comentarios:

  1. pedimos también que cambien los cuentos chinos por manuales de dignidad
    rogamos que gobiernen un Estado de Derecho y no un rancho sin derechos para los desfavorecidos.
    alabaremos su nombre cuando haya más soluciones que problemas.
    bendeciremos a todo aquel que en lugar de escupil al adversario aune sinergias para un paraiso donde todos puedan properar.
    "Attende Domine et misere quia pecavimus tibi".
    AMEN

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  2. Gracias por tu comentario, Carmeloti.

    Veo que tú también añadirías unas cuantas peticiones a la lista. No es un consuelo, pero sí un apoyo. Te lo agradezco.

    Una abrazo.

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  3. ¡¡Muy bueno!!
    Los maestros estamos hartos de que la educación se mezcle con la política, de que las leyes educativas las hagan personas que nunca han pisado un aula, de que no se valore nuestro trabajo, de que se nos trate como un número de horas a las que hay que sacar rendimiento y no como a personas, de que no se tenga en cuenta que nuestro trabajo es vocacional y que nunca se podrán contar las horas extras que dedicamos porque son innumerables, de que - sin inmutarse- se nos cargue cada vez de más trabajo y más responsabilidad y paralelamente se nos rebaje el sueldo...
    Uff. Al menos me he desahogado un poco.
    Un abrazo.

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